Navidad en Pinilla. Feliz 2012

 

Enero 2012



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        Es la Navidad, y en Pinilla los días, tras diluirse la niebla mañanera, son despejados y de azul intenso con lo que luce el sol tras la helada de la noche. Sale humo de encina de las cinco chimeneas que en estas fechas proclaman cierta vida en el pueblo. Por lo demás, pocas novedades. Mal año para las setas. Por lo visto, en este ejercicio, no tocan obras públicas, que al parecer corresponde reparar las calles de Jodra de Cardos. Los hermanos Bartolomé se mueven sin parar con los tractores y regresan, avanzada la noche, de las tareas del campo. Este año mi sobrino Héctor acude con su hija Zoe, que a sus ocho meses aporta su felicidad y alegría a este casi despueblo, como un atisbo de esperanza ante un futuro que deseamos sea mejor. Se encuentra uno confortable en el interior de las casas, con la potente estufa y la calefacción a tope, mirando el limpio horizonte, hoy maculado por la presencia, aunque lejana, de los molinillos de viento. ¿Qué sentirían nuestros abuelos si nos viesen dentro de lo que fueron sus casas, en Navidad, en mangas de camisa, al tiempo que nos comunicamos desde Pinilla con amigos que residen allende el océano?

        Colocamos lucecitas navideñas en el interior y en el exterior de las casas, improvisamos, en lo que fue escuela, un belén que se contemple desde el ventanuco, y bajo la noche estrellada Héctor ha montado una cascada de fuegos artificiales que mosquea a los perros, que se sobresaltan y huyen despavoridos.

        En otra noche José Luis enciende una hoguera junto al frontón, y tomando chocolate caliente, charlamos amistosamente al calor de las llamas, con el compromiso de continuar en años venideros con la ceremonia, y con la ilusión de coincidir con más gente.

        Que el 2012 sea propicio para Pinilla, y para todos los que nos sentimos vinculados al pueblo.

JAVIER

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